jueves, 6 de enero de 2011

Mis ojos sorprendidos en Japón: paraguas para el sol, tablas de surf, budas gigantes, perros con ropa y calzado, fetichismo a la luz del día


Desde hace medio año resido en Tokio y aunque mi motivo principal de mi estadía en Japón no es viajar, no puedo perderme la curiosidad de conocer más acerca del país a través de viajes cortos.
A veces encuentro mucha desmesura en los estilos, en la opulencia de los edificios y los centros de compra, etc. Aunque saliendo un poco de la ciudad de Tokyo, empezaba a ver otras características como la delicadeza en las formas, la previsión y el cuidado en los detalles. No podía comprender como se conciliaba tanta desmesura con el cuidado en los detalles. Espero que algunos viajes por el país me ayuden a comprender un poco más. En todo caso, me interesaba ver como el manejo de los tiempos permite pasar desde conglomerados de edificios inmensos y espantosos hacia el fetichismo y la sutileza de los formas.
Empiezo por un sitio casi desconocido por extranjeros y que es una pequeña joya turística en Japón. Se trata de Shirahama, me he encontrado con personas japonesas que no conocen el sitio.
Playa perfecta en Japón?
El verano en Tokio es caluroso y muy húmedo, incluso me animo a decir que la combinación calor y humedad es más intensa que en Buenos Aires. En la oficina del Gobierno en Shinjuku encontré folletos con fotos increíbles de una playa. Es la playa de Shirahama.
Así que luego de visitar Kyoto, decidí hacer dos horas y media de viaje para llegar a Shirahama.
En la estación de trenes hay una oficina de turismo. Aunque no hablan inglés ni español, hacen todos sus esfuerzos en ayudar. Además me dieron un mapa para que pueda encontrar el hotel luego de bajar del bus. Tenían todo organizado y previsto como siempre aquí en Japón. Así que si llega un turista despistado sin reservaciones ni que hable japonés, de alguna manera se hacen entender y te facilitan las cosas.
Me consiguieron hospedaje en un hotel por 3500 yenes la noche. El hotel estaba muy bueno y amplio, de estilo japonés. Solo el salón para bañarse era compartido, el hotel ofrecía gratis las instalaciones de aguas termales. Desde Kioto viaje por tren expreso a Shirahama, una pequeña ciudad en la costa de la provincia de Wakayama, en la costa este de Japón. El boleto costó alrededor de 4500 yenes desde Kioto a Shirahama.
Shirahama es una de las playas más populares entre los habitantes de Osaka y Kobe y las ciudades más cercanas. No solo pude relajarme en la playa exquisita, además hay varios Onsen (baños de aguas calientes) que son famosos porque aparecen en textos antiguos. Me encanto el onsen al aire libre Sakino Yu ya que esta sobre el pacífico y tienes la sensación de estar en las aguas del pacífico mientras te relejas con tus baños de agua caliente. Aquí te sacas la vergüenza ya que las piletas con aguas de los Onsen son compartidas y debes quitarte toda tu ropa, nada de biquinis o trajes de baño. Enfrente del Onsen se veía un barco carguero, cuestión de olvidarse que uno es el centro del mundo y volver a la realidad de que a nadie le interesa que te estés bañando sin ropa.
Me enamore de esta pequeña ciudad, los poblados aledaños tienen playas muy bonitas, de colores azules profundos y mas tranquilas. El color del agua de esta playa torna de Turquesa a verdoso, es muy limpia la playa y no tiene nada que envidiarle a otras playas como Bali, que visite recientemente. Es como una porción de Tailandia en Japón, lo cual es asombroso.

Kyoto:
A primera vista, pareciera que no hay encanto en esta ciudad. Una mirada más cauta deja sin ninguna autoridad a esta primera percepción. En vez de viajar con el Shinkansen o tren bala que cuesta alrededor de 170 dólares solo ida, decidí tomar un autobús nocturno desde Shinjuku, Tokyo y llegar a la mañana a la ciudad.
Esta vez las imágenes tienen mucha más fuerza que el relato, así que espero que disfruten la cantidad de fotos de Kyoto.
Kamakura
Esta ciudad balnearia es una buena excursión desde Tokyo, es posible ir por el día y acceder a las atracciones principales de Kamakura. Aunque para los más exigentes, tal vez dos días sean precisos para conocer un poquito más y disfrutar de las preciosas playas.
Esta ciudad fue la capital de Japón entre 1185 y 1333. Kamakura es pequeña y se llena de turistas y visitantes sobre todo los días de semana.
Una de las mayores atracciones es el Daibatsu o gran Buda, que es impresionante, inspira mucha paz y relajación, me quede contemplándolo un buen rato. Conocer el daibatsu era uno de mis mayores intereses del viaje a kamakura.
Desde la estación de Kamakura tomé un tren local hasta la estación de Kita-Kamakura, desde donde se puede cubrir algunas atracciones caminando y se accede además a las playas. Ademas de las playas muy bonitas, agua muy caliente durante el verano de Japón, tienes cerca lugares tradicionales de Japón.

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