miércoles, 15 de septiembre de 2010

El Acto Político y un hacer fuera de lugar.: ¿Colectivo disidente o nueva forma de subjetividad política?”

Ranciére considera al acto político como un hacer fuera de lugar. De ahí que la política estaría ligada a la constitución de nuevas subjetividades. Según este autor, esta constitución no ocurre dentro del orden social y político establecido, se realiza fuera de las instituciones.
El acto político se origina a partir de aquello que no cuenta en las instituciones de ese orden y que esta excluida de ellas. Ese acto no refleja un conflicto de intereses ni de interpretaciones, sino que instaura otra forma de hablar, percibir y sentir. Este autor considera que el protagonista es el colectivo disidente. Los participantes del colectivo tienen que acometer la tarea de desatar aquello que los ata al orden establecido. Los sujetos que lo componen no necesitan ponerse de acuerdo. No se trata de persuadir.
Denominé al estudio: “Flashmobs: ¿Colectivo disidente o nueva forma de subjetividad política?”. Desde la denominación que escogí advierto uno de las mayores debilidades del análisis que radicó en subsumir desde el principio mi objeto de estudio a categorías teóricas abstractas. Tal vez se deba a un optimismo por abrazar una teoría cuyo resultado es desdibujar a los participantes concretos que las constituyen.

El fenómeno de los flashmobs comenzó con la publicación en octubre de 2002 del libro del sociólogo Howard Rheingold, “Smart Mobs: The Next Social Revolution”. En este libro el autor predecía que la gente usará las nuevas tecnologías de comunicación (Internet, teléfonos móviles) para auto-organización.
En junio de 2003 Rob Zazueta de San Francisco, después de haber leído las obras de Rheingold, creó la página web flocksmart.com en la que por primera vez los mobbers empezaron a planear sus reuniones.
El primer flashmob que tuvo éxito se realizó el 17 de junio de 2003 en Nueva York, EEUU, en el departamento de ventas de Macy’s. Para prevenir los problemas del primer intento, Wasik se reunió con los participantes en unos puntos de encuentro preliminares – cuatro bares de alrededores de Manhattan – donde fueron repartidas las instrucciones con la información sobre lo que iban a hacer y el lugar donde se realizará el evento justo antes del comienzo de éste.
Así, más de 100 personas subieron a 9ª planta de Macy’s, donde se encontraba su departamento de alfombras y se reunieron alrededor de una alfombra. Cualquiera, a quien se acercara el dependiente de la tienda, le contestaba que ellos vivían juntos en un almacén de afueras de Nueva York, y que todos ellos han venido a comprar “La Alfombra de Amor”, ya que todas sus decisiones las tomaban en grupo.
Estas experiencias se repitieron en muchas regiones del mundo.

Flashmob, traducido literalmente de inglés como “multitud instantánea” (flash – destello, ráfaga, mob - multitud) es una acción organizada en la que un gran grupo de personas se reúne de repente en un lugar público, realiza algo inusual y luego se dispersa rápidamente. Suelen convocarse a través de los medios telemáticos (móviles e Internet) y en la mayor parte de los casos, no tienen ningún fin más que el entretenimiento, pero pueden convocarse también con fines políticos.

En este trabajo me propuse acercarme al fenómeno de los Flasmobs preguntándome si se trataba de Manifestaciones absurdas o un fenómeno social significativo. Me interesaba además indagar en las implicaciones políticas del fenómeno, en caso de que las tuviese.

En primer lugar, analicé los orígenes del fenómeno, describiendo algunas de las modalidades de manifestación del mismo. Asimismo, presenté algunos testimonios de actores participantes para acercarme a la significación de esta práctica. Luego, retomé las perspectivas teóricas de autores como Ranciere y Laclau para indagar si es posible explicar tales prácticas a partir de ciertas posturas teóricas, indagando como se construye la narración de la experiencia de los participantes.

A continuación muestro algunos discursos presentes en los testimonios de algunos participantes de flashmobs:
A pocos días de la cita en el Planetario, Marina, una de las partícipes argentina propuso un cambio desde su blog. "La lucha de almohadas que estamos organizando no es un flashmob”. ¿Por qué? Alega que “Los flashmobs son eventos que se organizan con muy poco tiempo de anticipación, se transmiten sólo por Internet y la noticia nunca llega a los medios masivos de comunicación. La lucha fue pensada en un principio como flashmob, pero al salir en los medios pasa a ser un evento masivo, creativo, diferente, divertido", publicó. Ella cree que con la difusión mediática de su propuesta se perdió el "factor sorpresa" porque "mucha gente se enteró del evento y los medios van a estar presentes para registrarlo".
Por su parte, carlos, otro de los partícipes argentino, dice que es necesario “que la movida conserve la instantaneidad es una condición que no puede resignarse, y el desafío verdadero pasa por conseguir realizarla sin depender de aquellos a los que les resulta sencillo convocar a cientos de personas. Nadie, a parte de los propios participantes, sabe lo que se está tramando. Incluso, éstos mismos, los participantes, suelen tener noticia del guión propuesto sólo algunos minutos antes que el evento ocurra. Las acciones, que se realizan en pocos minutos, suelen ser de carácter lúdico con una marcada tendencia hacia el absurdo.”
Asimismo, otro de los participantes, llamado a si mismo como carlos Alegre dice “Los flash mobs son una maravillosa forma -y esto va dirigido a quienes tratan a otros de frikis- de generar la idea de que por más control que se pretenda de la realidad, mientras haya personas libres, algo inesperado PUEDE SUCEDER. Este control de lo que sucede o debe suceder lo pretenden ostentar los garantes de lo establecido y es precisamente a ellos a quienes más molesta este tipo de manifestación: ¿de qué sirve hacer esto? ¿con qué propósito se hace? OK, aquí va uno: demostrar que hoy es MUCHO más y MUCHO más impredecible que sólo la repetición del día de ayer. En cualquier momento puede pasar CUALQUIER COSA... “
Uno de los organizadores de la página madrilense es Sabih, quien relata un poco el devenir de estas prácticas.
“Empezamos... déjame ver... en noviembre 2004. Esa es la fecha de nuestro primer artículo. Desde entonces hemos lanzado diez moBidas, de las cuales, las batallas de almohadas y las ’mobile clubbing’ fueron puestas en marcha en colaboración con Ben bajo iniciativa nuestra (nosotros le proponíamos el lugar, la fecha y hacíamos el flyer)”. Prosigue, “La línea de concepción ha querido ser siempre lúdica y apolítica. Pienso que al respecto no hay lugar a dudas. Ahora bien, sin salirse de esos dos parámetros cómo ir hacia una mayor disonancia con el entorno? Cómo dar al asunto una mayor pertinencia cuando ya se ven montones de anuncios que retoman el lado ’guay’ de las flashmob para vendernos? ¿Hasta qué punto complicar la escenografía de la moBida en sí sin que la gente se descuelgue porque se les pida demasiado?... Y paro ahí porque ya me estoy yendo demasiado de la lengua. “
Dice, uno de los organizadores de la movida de Madrid, “Se intenta, eso sí, realizar una acción que contraste con la actividad corriente del sitio elegido. Sorprender por contraste tanto al transeúnte como a los propios participantes ya que, estos últimos, sólo tienen noticia de lo que se les propone hacer unos veinte minutos antes por medio de un pequeño guión (ejemplo de ’papelito’ recto/verso) que se distribuye a la hora y en el lugar de la cita. La acción crea una especie de segunda realidad, una realidad paralela que se superpone a la realidad de todos los días durante un par de minutos. Para mí es una especie de pequeña interferencia en el programa de realidad en el que participamos todos cada minuto de nuestra vida, permitiendo otro tipo de relaciones con lo que nos rodea.”
Ante la pregunta por el propósito privilegiado de diversión de los encuentros, Sabih dice ”Diversión viene de divergir. Quizás en vez de realidad paralela, deberíamos hablar de realidad divergente. Una forma de abrirnos a otros posibles. Hay gente que considera los flashmobs como una especie de guerra de guerrillas contra una realidad que nos viene impuesta y en la que el margen de elección es cada vez más reducido. ¿Estos comandos del absurdo serian entonces agentes de transformación de una sociedad nueva, mucho más participativa e individualmente responsable? Particularmente lo que me interesa es la forma que estos eventos generan. Es algo que me queda de aquellas primeras flashmob en las que participé, el experimentar emocionalmente una forma que se crea por sorpresa en medio de la ciudad y que desaparece con la misma rapidez que apareció. Para mí es una especie de escultura de un orden nuevo.”



Ranciére considera al acto político como un hacer fuera de lugar. De ahí que la política estaría ligada a la constitución de nuevas subjetividades. Según este autor, esta constitución no ocurre dentro del orden social y político establecido, se realiza fuera de las instituciones.
El acto político se origina a partir de aquello que no cuenta en las instituciones de ese orden y que esta excluida de ellas. Ese acto no refleja un conflicto de intereses ni de interpretaciones, sino que instaura otra forma de hablar, percibir y sentir. Este autor considera que el protagonista es el colectivo disidente. Los participantes del colectivo tienen que acometer la tarea de desatar aquello que los ata al orden establecido. Los sujetos que lo componen no necesitan ponerse de acuerdo. No se trata de persuadir.

Basándome en estas perspectivas teóricas, me pregunte si se percibe algo fuera de lugar, algo que no tiene nombre en los fenómenos de flashmobs, si es posible o no referirnos a una nueva subjetividad o si es el indicio de una nueva forma de diferencia en el acto político o solo una tendencia con fines lúdicos.
En “palabras de disenso”, Ranciére sostiene que “la subjetividad política refiere a una capacidad enunciativa y demostrativa de reconfigurar la relación entre lo visible y lo decible, la relación entre las palabras y cuerpos: es decir, lo que designo como la partición de lo sensible”. Además, sostiene que “el principio de interlocución política es el desacuerdo, es decir, el entendimiento discordante tanto en lo que hace a los objetos de referencia como a los sujetos hablantes”.

Como dije antes me preguntaba si se trataba de manifestaciones de un nuevo sujeto político o si solo representaban una tendencia pasajera, de moda. De acuerdo a los testimonios, se privilegia al acto por sobre el sentido, la presencia por sobre la representación y el disenso por sobre el consenso.
En caso de que se trata del vestigio de una diferencia excluida, en el sentido de Laclau, es preciso contar con más tiempo para analizar el devenir de este fenómeno. Igualmente, es posible relacionar los testimonios con los postulados de Ranciére acerca de una modalidad distinta de comprender la política. Considero que los aspectos sociopolíticos están presentes en estas prácticas, ya que se cuestionan el sentido de la cotidianeidad y de la racionalidad que se impone y sugiere como modos de vida predominantes en todos los ámbitos.
Concluí que si tales prácticas son reacciones ante el poder tradicional, tal vez algunas características del fenómeno, como el tamaño de las reuniones, el contenido de las mismas, se deban al intento de poner en escena otra representación sobre la política. Asimismo, creo que se pone al desnudo el matiz ilusorio de la pretendida colonización de la racionalidad sobre todas las dimensiones de la vida, en tanto vemos surgir manifestaciones que proclaman los valores de la espontaneidad, de la irracionalidad, de otro tipo de sentidos que caben dentro del estado de cosas prevaleciente, del espacio público. Así, las manifestaciones lúdicas, que quedan generalmente en espacio personal, privado, son llevadas a un espacio más amplio.
Sin embargo, dudo que se trate de la constitución de un colectivo disidente, más bien este fenómeno expresa una forma de rescatar las dimensiones humanas dentro del estado de instituciones y el orden existente. No obstante, es preciso reconocer los elementos disparadores que se implican en estas acciones, como son la resignificación y la demanda de rescatar del olvido la pertinencia de aspectos lúdicos en la vida humana.

A continuación reflexiono críticamente sobre las perspectivas adoptadas para acercarme al objeto de estudio y algunos procesos de reflexividad que fui adoptando.
Reconozco que realicé una descripción superficial de las prácticas. Pasar a una descripción densa involucra concentrarme en las complejas tramas de significación implicadas en estas prácticas sociales.
Es en este sentido que Geertz distingue entre la “descripción densa” y la codificación de regularidades abstractas, recomendando “no generalizar a través de casos particulares sino generalizar dentro de estos”( “La descripción densa”, En: La interpretación de las culturas. Gedisa, México, pag. Nº11). En el trabajo que realicé, generalicé a partir de casos particulares y forcé la imbricación de conceptos que no se ajustan tan fácilmente. Seguramente, tendría que poner mas atención en las formas de mediación entre acto y teorías, o sea, en las prácticas concretas de los participantes de los flashmobs.

Esta posición es evidente para Geertz, quien compara la generalización dentro de casos particulares con la “inferencia clínica”, que consiste en “comenzar con una serie de observaciones e intentar incluirlas bajo el dominio de una ley, esa inferencia comienza con una serie de significantes (presuntivos) e intenta situarlos dentro de un marco inteligible”( “La descripción densa”, En: La interpretación de las culturas. Gedisa, México, pag. 12, Geertz). Esta es una manera de forzar la teoría y descontextualizar a los actores; de modo que reducía mi análisis a anécdotas y citas fragmentarias y descontextualizadas. Por el contrario, considero ahora que es pertinente identificar los discursos y prácticas que median entre el agente y las estructuras, indagar más exhaustivamente en la concepción que las personas tienen sobre sí mismas y sobre su mundo.
Es esencial contextualizar los pequeños hechos y eventos para reflexionar sobre asuntos más amplios. Aquí se inserta la consideración de los espacios y tiempos múltiples. En los fenómenos de flashmobs intervienen las relaciones de agentes con medios de comunicación.

Es interesante la posición de Lili Abu Lughod (“Interpretando las culturas después de la televisión. Sobre el método”, en the fate of culture, University of California press, Berkely, 1999) quien sostiene que la noción de descripción densa de Clifford Geertz “necesita ser creativamente reelaborada para así ser pertinente en estudios de las vidas humanas influidos por los medios de comunicación de masas”.

Pude en mi estudio sobre los flashmobs haber recurrido a entrevistas y a participar de estos acontecimientos para tratar de rescatar el punto de vista de participantes a partir de sus propias palabras de manera de tornar comprensible las posiciones de los actores. En su lugar, realicé interpretaciones de segundo y tercer orden, recurriendo a entrevistas ya realizadas. La decisión sobre la constitución del campo de estudio debería ser modificada. Someter a crítica las posiciones de los informantes teniendo en cuenta que los participantes están ubicados en posiciones sociales específicas y la relación con los informantes es una instancia donde se produce el conocimiento.

Mis objetivos podrían haber sido menos ambiguos y en el caso de que todavía tenga interés en indagar acerca de las implicancias políticas del fenómeno estudiado, podría ahora mencionar como objetivo general de investigación analizar las formas de representación política de las prácticas de flashmobs.
Entre los objetivos específicos podría citar indagar acerca de las identidades que se construyen, prácticas en las formas de hacer política; que tipo de identidades se constituyen, como se resignifican las practicas políticas; el aspecto complejo del evento, identificar temas que aparecen como conectados a estas prácticas.

Asimismo, es pertinente precisar los contextos en los que se manifiesta el fenómeno, de manera de localizar a los actores. En cambio, en el análisis que realicé partí de reconocer la preeminencia de teorías de mayor alcance y a partir de allí subsumí el fenómeno estudiado. Por el contrario, a partir de las lecturas realizadas concluyo que tiene mayor ventaja preservar la relación dialógica entre las teorías que utilizo y los actores que estudio. Una de las mayores falencias es que no contextualicé densamente como surgió, se desarrolló el fenómeno, asociándolo a contexto histórico.

En el texto “Cuando los nativos son nuestros vecinos”, Faye Ginsburg explicita el continuo diálogo entre las teorías y su objeto empírico de estudio.
En este sentido, intentaría procurar diálogos, conversaciones con actores involucrados; Recurrir a la interpretación de los motivos de los actores; Abordar el objeto de estudio a través de un diálogo activo.

Asimismo, sería de gran utilidad la etnografía multinivel. Este fenómeno de los flashmobs se despliega en distintas regiones del planeta y a través de variadas manifestaciones. En el estudio previo, no me pregunte acerca de las especificidades locales que adopta el fenómeno ni de las significaciones locales que se configuran alrededor del mismo. Se hace preciso el análisis multi-situado porque el fenómeno se relaciona con análisis comunicacional, entre otras dimensiones que intervienen.

A pesar de que escogí centrarme en análisis político, se cruzan otras dimensiones que es preciso no olvidar, como las variables de comunicación, culturales, entre otras. Es relevante que pueda contextualizar el fenómeno, explicar como se articulan las dimensiones locales y globales, pensar al contexto como un conjunto de prácticas interconectadas, destacar más la perspectiva del actor, no solo de estructura; Explicitar como va modificándose mi objeto de investigación justificando y argumentando no solo sobre las posiciones teóricas y metodológicas que tomo, sino además sobre mis impresiones. El mayor interés por la subjetividad de los participantes implicaría que preste especial atención a algunas historias de vida y reconozca similitudes, diferencias, características que permitan entender los eventos.
Pasar de la descripción superficial a una descripción densa tal como recomienda Geertz implicaría: Discernir tramas de significación que están presentes en eventos y contextualizarlas; Recurrir a interpretaciones de análisis multi-situado; redefinir la circulación de los conceptos y los referentes empíricos, entre otras.

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